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La poesia no se vende - Livia Diaz

Otoño IV

Otoño IV

Ellas son ellas y viven en la calle. Las he visto. Peregrinas,
dueñas del pavimento, el tiempo, su abandono y...

LIVIA DÍAZ

Siete horas después volvió a tejer bufandas

para cada paloma de la plaza. Las llevaban volando
por el pico. Las llevó disfrazadas o arropadas.

Las bufandas de él, quien ese día,
no regresó a dejarle la mañana.

Palomas desveladas en la plaza. En la panza del parque
y en la calle, se llevaron su sueño. Y caminaba,
acaso sorda o ciega, acaso triste. Tejiendo el tiempo
para más bufandas.

Las bufandas de él, las que ese día,
no regresó a dejar por la mañana.

Derecho y al revés de su agonía, hebró Fernanda el tiro
de chimeneas por aves, emplumadas. Y se le fueron,
reuniendo los recuerdos:

Bufandas para Juan, que hacía del día,
un regreso a besar en la mañana.

Siete horas después y ya el camino, del pasillo a la banca
y lo vivido, profundamente a oscuras. La mañana
un capricho de otro, que alacena, estibó los recuerdos...

Bufandas del deseo, que extinguido,
tiñe trazos ausentes, de mañana.

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